sábado, 31 de diciembre de 2011

Gentesinpersonalidad.com

CÓÓÓMO ME GUSTA LA GENTE SIN PERSONALIDAD, MACHO, ES UNA COSA INCREÍBLE :D

Por supuesto, lo de antes era ironía.
Volvamos al principio, ¿queréis? Donde los seres humanos cazaban para sobrevivir y aprendieron a hacer fuego. O bueno, avancemos algo más. Claro que si avanzamos, podríamos encontrarnos con el hijo puta que hizo a los seres humanos tan imbéciles como lo son actualmente.
Enserio, no puedo. Sí, yo ya sé que esta es la mierda de sociedad en la que vivimos y que no nos toca otra. Pero es que joder, hola, le llamo desde el mundo, ¿podrían ponerme con el desgraciado que le dio el venazo de hacer a las personas los peores seres del mundo? A veces quisiera empezar de cero, para decirme a mí misma cómo es el mundo, pero no lo clavaría, si no que lo pintaría mucho, muchísimo. Y nacería con la idea de que el mundo es otro. Pero, claro, luego, el costalazo sería mayor.
Pero pensándolo bien, ¿qué me podría decir?
¿Que voy a nacer en una sociedad donde se me criticará de por vida por lo que me guste o lo que me deje de gustar? ¿Que voy a ser una ignorante a la que harán vulnerable pese a el escudo que lleve? ¿Que creeré que las personas son buenas y luego el patalazo será mayor? ¿Eso me diré?
Para eso, sería mejor que, desde niña, nos alzaran en una montaña. Sí, como el rey león. Para que, justo al nacer, veamos el mundo que nos rodea. Que seamos nosotros mismos quien nos levantemos. Y que nos digamos mira, ahí esta tu mundo. Es triste, ¿verdad? pues ahí te toca vivir, no te queda otra, chata. O lo cambias tú, o lo cambio yo. Pero me da que vas a tener que reencarnarte 65487987 veces para cambiarlo. Y aún así, siempre quedará en una esquina el punto más fuerte de todos. El punto negro que volverá a hacer del mundo lo que le dé la gana, dejando detrás de sí a una multitud quejicona de mierda, que se queja, quiere actuar, pero, lamentablemente, no puede.

2011. Te debo más de lo que crees.

Sí. Y esto es un gracias.
Gracias por aguantarme en la cuerda floja. Por ser un año más que pasa, pero un año que no ha permitido caerme. Un año duro, pero no el peor de todos. Gracias. Gracias por hacer que, día a día, confíe en mí misma. Por hacer que el día a día me resulte más fácil de llevar. Por empujar a mi sonrisa a salir cuando debe y cuando no debe hacerlo. Por aprender a quererme un poquito más, por aprender a aceptar mis gustos, aprender a ser como soy. Por levantarme cuando no podía aguantar más las lágrimas y decirme muy bajo que me levante, que luche, joder, que luche, que ha eso he venido. Sí, soy una imbécil que habla con los años. Y qué. Cada uno me enseña algo nuevo. Y este me ha enseñado más de lo que pensaba. A creer, a amar y a respetar. A sentirme yo misma, a hacer locuras y a aprender a pasar de los comentarios que, sinceramente, nada me importan. A enseñarme perfecciones, corregir mis errores, o al menos ayudarme a hacerlo. Gracias. Gracias y mil gracias. Ya te digo que no has sido perfecto. Pero me has regalado, como regalo de 2011, un poco más de confianza en mí, un poco más de cariño a mí misma.
GRACIAS.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Ven, vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa.


Vamos a hacer una cosa. Vamos a jurar no llorar más. Olvidarnos de los problemas. Cicatrizar las heridas, arreglar el corazón.  Ignorar que el dolor existe. Jugándonosla a aquello que nunca nos atrevimos a apostar. Sacar la actitud positiva adelante. Alegrarnos por cualquier tontería.


Y sonreír, tan fuerte, tan alto, que el mundo temblaría.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Querer, poder, y hacer. Todo de golpe.


Ven. Ayúdame a cambiar el mundo. Agárrate de mi mano, salta y no mires abajo. No te perderás nada. Simplemente esquivaremos el mundo. Iremos a un lugar mejor. Sin hipocresías, egoísmo ni homófobos. Sí, no me mires así, porque ese lugar existe. Te diría que cruzáramos la segunda estrella a la derecha, todo recto hasta el amanecer. Pero nos iríamos a nunca jamás. Ah, ¿no es una mala idea? Bueno, tienes razón, no lo es. Pero primero quiero enseñarte mi mundo. Y para ello tenemos dos opciones. O saltar, esquivar, y ahogarnos, o cambiarlo todo. Hey, ¿te imaginas? Un mundo sin esa gente. Sería estupendo. Y nadie tendría que saltar. Se quedaría a gusto en su sofá, sin necesidad de moverse. Oye, ¿y por qué no? Total, somos muchos. Y tenemos medios. ¿Cómo dices? Oh, sí, tienes razón. Nada se puede hacer frente a la sociedad. Nos falta el toque mágico. ¿Llevas un poco de polvo de hadas en el bolsillo? No desapareceríamos, pero sí podríamos irnos a...un mundo, donde sólo tú y yo existamos, ¿te imaginas? sólo tú y yo.


Sí, sería increíble.



martes, 20 de diciembre de 2011

Tristeza.

Cierta vez un buda dijo la frase de   el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
En la vida, que te hiera un echo, una persona o un sentimiento es inevitable. El sufrimiento es depende de ti. Podríamos decir que es algo así como tapar una tristeza. Que nos va a doler, claro que nos va a doler. Pero siempre tendremos la careta cogida. Para ponérnosla. Para hacerle creer al mundo que no nos duele. Reiremos, jugaremos. Nos colgaremos de las ramas. Nos emborracharemos hasta el amanecer. Bailaremos hasta las cuatro. Nos cortaremos el pelo, nos lo tintaremos de rojo y nos compraremos unos tacones con los que no sabremos andar. Pondremos la música a toda ostia, gritaremos lo felices que estamos, haríamos lo nunca echo. Caminaríamos descalzos, bailaríamos sobre la lluvia y saltaremos hasta tocar el cielo. Podemos hacer todo eso. Sí, claro. Podemos hacerlo. Pero el dolor nos estará matando por dentro.

Y GRACIAS.

Querida persona invisible a la que tanto quise:


Puede que esto te esté resultando un tanto embarazoso, penoso o imbécil.  Puede que ni siquiera leas estas líneas, ni entiendas mis sentimientos que una vez tuve hacia cierta persona idiota. Quizás te cachondees de mí como se cachondea un gato al ver que un perro no le puede atrapar, o como se cachondea un alumno ante un profesor medio lerdo.  Sólo quería darte las gracias. Gracias por esa mirada falsa. Por aquellas ilusiones que fueron en vano. Por las sonrisas rotas, y las conversaciones interminables que hacían creerme más de lo que me llegué a creer. Gracias por jugar conmigo, por tratarme como me trataste. Por negarme delante de gente, por inventarse cosas sobre mí. Gracias por ser tan falso, egoísta e hipócrita. Por ser un cabrón, por reírte de la gente. Gracias por los saludos por las noches, los mañana te espero y los falsos te quiero. Por los regalos echos , las fotografías dedicadas y los libros escritos. Gracias por hacerme aspirar el aire sentada en tu moto, por reírte con una sonrisa preciosa y por los ojos que me hipnotizaban. Gracias, en serio. Gracias por haberte aprovechado de esta imbécil, gracias. Porque gracias a ti, ahora soy más fuerte.



Te quiero.









viernes, 16 de diciembre de 2011

Plan de hoy.

Hoy me propongo iniciar un plan. Un plan que llevo guardando desde hace mucho. Empezaremos el día con una sonrisa, porque esa misma noche pensaremos que un príncipe azul nos vino a visitar. Vino por la noche, descalzo, con los zapatos en mano, procurando no hacer ruido. Aprovechó el cristal empañado que aún resaltaba con el calor que hacía esa noche, aún siendo noche, y quiso que sonriéramos al despertar. Sí, podríamos empezar así. Suena bastante bien.

Empezaremos levantándonos con el pie derecho. Abriremos nuestras ventanas y veríamos el mundo. Sonreiríamos. Sí, hoy será mi día, pensamos, y corremos a hacer todo aquello que quisimos hacer. Echaríamos a un lado las indiferencias del mundo, correríamos a estirar y empezaríamos a ignorar a la sociedad y todas sus valoraciones.

Ignoraríamos las comidas del día, pues la felicidad ya nos llena demasiado por dentro. Iríamos a nuestro armario, sacaríamos aquél vestido que la sociedad no permitió ponernos por miedo al quédirán, por miedo a la vergüenza, por miedo a ser diferente. Pero Kurt Cobain dijo que si alguien se ríe de ti por ser diferente, te rías tú de ellos, pues son todos iguales. Y lo coges. Y te lo pones. Y sales a la calle. Y gritas. Gritas lo feliz que eres siendo tú misma, comportándote como siempre has querido comportarte pero el mundo nunca te ha dejado. Te olvidas de todo. De los estudios, de la salud. De todo. Vas corriendo  a decirle a la madurez que hoy no le toca trabajar. 
Vas a decirle a esa persona lo mucho que la quieres. Porque te da igual lo que responda. Porque sabes que si él te corresponde, sabrás darle todo lo que tienes guardado. Y sabes que si se niega a corresponderte, tendrás días como estos que te harán olvidarte de ello. De pronto, vuelves a gritar. Suena la música.  Te comes el mundo. Empieza a hacer frío, pero nada te importa. Sólo sabes que eres feliz. Que es una sensación que nunca se va a acabar. Te quieres. Tu ego muere de tanto superarse. Quieres volver a gritar, pero estás afónica. Sonríes. No paras de sonreír. Y de pronto te das cuenta de que el día ha acabado. Pero no te importa. Todo el mundo te ha mirado. Todo el mundo se ha reído. Todo el mundo ha comentado que eres una descabellada. Pero te da igual, ¿y sabes por qué? Porque tu felicidad ha impedido oír sus críticas. Porque  te has sentido feliz, y eso ha sido lo más importante. Porque te quieres. Y porque sabes que, a día de hoy, puedes comerte el mundo si lo deseas.



viernes, 9 de diciembre de 2011

El mero hecho de imaginarlo, supone ya haberlo realizado.


Las calles están heladas, y los árboles pierden sus hojas. Miro el banco, pero tú no estás sentado en él. La nieve cae, enfría y da sensación de paz a la vez. Diciembre es duro, me recuerdo, pero el frío no hace vulnerable a las personas. Es el amor de uno, la confianza de otro , y el perdón de los demás, quien hace que hasta el más serio poeta, deje de escribir unas líneas en su desgastado papel y mire al cielo, esperando que la nieve le cubra sus ojos, y cuando se derrita, resbale sobre sus mejillas.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Stay with me...

...Forever.




Escúchame.
No, no digas nada. 
No, cállate, déjame que hable un momento. ¿Quieres?
No hagas caso a nadie. Sólo mírame. Sólo escúchame.
Yo no quiero a nadie, no quiero mundos, no quiero el sol, la luna, las estrellas o las nubes. No quiero la naturaleza, ni toda su belleza. No quiero el mar, ni la transparencia y paz que transmite. No quiero las más preciosas joyas, ni el más necesitado dinero. No quiero los ojos mejores, no quiero la más preciosa ropa. No quiero montañas, ni nieve, ni lluvia. No quiero parques, ni ciudades, ni bancos, ni estaciones. No quiero las comidas más exquisitas, ni andar por París.


No quiero hacerlo...


                                         ......Sola.




Te quiero a ti. Quiero mundos donde tú habites en ellos. Quiero el sol, la luna, las estrellas y las nubes si tú me las traes. Quiero sentarme sobre el césped, junto a ti. Quiero el mar, su transparencia y toda su paz...si tú nadas en él. Quiero mirarte a los ojos, abrazarte y dejar que las horas pasen. Quiero pasear por las montañas , quiero helarme con la nieve y mojarme bajo la lluvia...junto a ti. Quiero pasear por parques y ciudades, si tú te vienes conmigo. Quiero sentarme a tu lado sin mirar el reloj, y que me estés esperando en la estación al volver, con una sonrisa. Claro que quiero ir a París ...

Pero sólo si es contigo. ♥ 







sábado, 3 de diciembre de 2011

Aguantar lo que venga.

¿Sabes?


Siempre he creído que el mundo no valía nada. Que estábamos echos para sufrir. El sufrimiento se apoderaba, nos ahogaba. Que no había razón de sonreír, de vivir, de sentir, de querer. Que lo único que valía la pena era andar y aguantar. Que la vida nos lanzaba piedras y no podíamos sujetarlas. Que era demasiado el estrés y el dolor. Y por eso la muerte. Por eso el fin. Que veníamos para sufrir, y el único atajo era la muerte. Que no importaba cuantísimo nos alegráramos, porque siempre nos harían llorar. Se alegraban con nuestras lágrimas. Siempre pensé, que todos estaban compinchados para hacerme sufrir. Que fingían ser quien no eran. Que era una estúpida careta. Me lo llegué a creer, sí, porque logré estudiar que las personas se comportan de manera diferente. Pensé que el aire era tóxico. Que el amor no existía. Llegué a pensar que tendría que ponerme en una esquina a llorar. Que esa misma tarde moriría.


Y entonces recordé. Y supe por qué vine.


Porque vine a luchar. Porque vine a demostrarle al mundo que nada es imposible. Vine a demostrarle que me da igual que el agua me ahogue, o que la lava me queme. Que me da igual todo. Que me da igual que la gente no me quiera por como soy. Me da igual si crecemos, si los daños se apoderan de mí. Una cosa tengo clara:
Vine aquí a vivir. Vine a que no me empujaran, y si lo hacía, adelantar el pie. Vine a demostrarle a la vida lo dura de pelar que soy, y a decirle a la cara que es una puta, que no va a poder conmigo. Vine a decirle que jamás voy a llorar. Que voy a vivir el momento. Que voy a respirar el aire. Que voy a comerme el mundo. Que no importa quien tenga careta, porque será falsa. Que no voy a terminar ya. Que no voy a parar de soñar. Porque la vida son sueños. Sueños inalcanzables para algunos, y creíbles para otros. Sueños que no estaban vividos. Que no me iba a ir voluntariamente. Que iba a luchar por lo que quería. Que iba a respetar mis propias decisiones. Que iba a empezar a quererme a mí misma. Que iba a darme cuenta que lo que importa es tener confianza en uno mismo.


Y lo más importante de todo:

Que iba a sonreír. Tan fuerte, tan alto, que el mundo temblaría.



viernes, 2 de diciembre de 2011

Hug ♥

Lo miró. 


Lo miró elegante, alto, formal, perfecto.
Era tal como había estado en su memoria todo este tiempo. No le faltaba nada.
Sonreía, se le veía feliz.
Retrocedió unos pasos.
¿De verdad iba a hacerlo?
"Demonios" -pensó -" Está prometido. Doce años más que yo"
 Y lo hizo. Así, sin pensarlo. Sin respirarlo.
Corrió. El viento enredó su pelo. Levantó su falda. Hizo que tropezara.
Y se abalanzó.
Le agarró del cuello. Sus piernas en el aire. Su boca en su hombro. Y le estrujó.
No quería soltarle. Él le abrazaba. Y se hizo un silencio eterno.
Un silencio que decía palabras causadas del dolor.
+.No puedo estar contigo. No me pidas ahora esto. Sabes que no estaré siempre.


-.No me importa lo que pase. Sé que pronto estarás casado. Sólo escúchame. Sólo quédate aquí conmigo.
Porque si me tengo que llevar algo último tuyo, me quedo con tus abrazos.


Y ahí se quedó. Abrazada a él. De puntillas, porque no alcanzaba. Y todo se nubló. Porque era lo último. Porque le quería. Y porque nunca más iba a ser suyo.