viernes, 16 de diciembre de 2011

Plan de hoy.

Hoy me propongo iniciar un plan. Un plan que llevo guardando desde hace mucho. Empezaremos el día con una sonrisa, porque esa misma noche pensaremos que un príncipe azul nos vino a visitar. Vino por la noche, descalzo, con los zapatos en mano, procurando no hacer ruido. Aprovechó el cristal empañado que aún resaltaba con el calor que hacía esa noche, aún siendo noche, y quiso que sonriéramos al despertar. Sí, podríamos empezar así. Suena bastante bien.

Empezaremos levantándonos con el pie derecho. Abriremos nuestras ventanas y veríamos el mundo. Sonreiríamos. Sí, hoy será mi día, pensamos, y corremos a hacer todo aquello que quisimos hacer. Echaríamos a un lado las indiferencias del mundo, correríamos a estirar y empezaríamos a ignorar a la sociedad y todas sus valoraciones.

Ignoraríamos las comidas del día, pues la felicidad ya nos llena demasiado por dentro. Iríamos a nuestro armario, sacaríamos aquél vestido que la sociedad no permitió ponernos por miedo al quédirán, por miedo a la vergüenza, por miedo a ser diferente. Pero Kurt Cobain dijo que si alguien se ríe de ti por ser diferente, te rías tú de ellos, pues son todos iguales. Y lo coges. Y te lo pones. Y sales a la calle. Y gritas. Gritas lo feliz que eres siendo tú misma, comportándote como siempre has querido comportarte pero el mundo nunca te ha dejado. Te olvidas de todo. De los estudios, de la salud. De todo. Vas corriendo  a decirle a la madurez que hoy no le toca trabajar. 
Vas a decirle a esa persona lo mucho que la quieres. Porque te da igual lo que responda. Porque sabes que si él te corresponde, sabrás darle todo lo que tienes guardado. Y sabes que si se niega a corresponderte, tendrás días como estos que te harán olvidarte de ello. De pronto, vuelves a gritar. Suena la música.  Te comes el mundo. Empieza a hacer frío, pero nada te importa. Sólo sabes que eres feliz. Que es una sensación que nunca se va a acabar. Te quieres. Tu ego muere de tanto superarse. Quieres volver a gritar, pero estás afónica. Sonríes. No paras de sonreír. Y de pronto te das cuenta de que el día ha acabado. Pero no te importa. Todo el mundo te ha mirado. Todo el mundo se ha reído. Todo el mundo ha comentado que eres una descabellada. Pero te da igual, ¿y sabes por qué? Porque tu felicidad ha impedido oír sus críticas. Porque  te has sentido feliz, y eso ha sido lo más importante. Porque te quieres. Y porque sabes que, a día de hoy, puedes comerte el mundo si lo deseas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por firmar ;)